Hay macetas para todos los gustos: grandes, pequeñas, de plástico, barro, cemento, cerámica, esmaltadas, redondas, cuadradas, de diseño, de animalitos, etc. Pero, ¿cuál le conviene más a mis suculentas y sus circunstancias particulares? ¿En qué debo fijarme? ¿Cómo sabré si he elegido bien? ¿Debo trasplantar ya?
Una vez más, depende de varios factores que intentamos aclarar a continuación. Este artículo es menos técnico que los anteriores pero no por ello menos relevante dentro de la serie.
Veamos los aspectos a los que debemos prestar atención.
Material ¿poroso o no?
Para responder a esta pregunta habría que plantearse previamente otras cuestiones. ¿Cómo es el clima en tu ubicación? ¿Hay muchas precipitaciones? ¿La temperatura media es alta? ¿Estás dispuesto a sacrificar tiempo en pos de la estética?
Aquí no hay una respuesta correcta. Puedes tener tus suculentas en macetas de casi cualquier material, poroso o no: plástico, barro, cerámica, cemento, materiales esmaltados, impresas en 3D, esculpidas en piedra, etc. Las posibilidades son infinitas.
Deberás valorar el equilibrio entre el material de tu maceta, el sustrato, tu frecuencia de riego y tus condiciones ambientales porque ahí es precisamente donde se produce la magia.
Una maceta de material permeable al agua como es el barro favorecerá el que el sustrato seque antes. Si esto lo combinas por ejemplo con un clima con temperaturas medias altas y un sustrato muy drenante te verás obligado a regar con mayor frecuencia. Si por el contrario en tu clima hay frecuentes precipitaciones o las temperaturas son templadas o tu sustrato tiene una buena parte de materia orgánica, tus riegos podrán ser más espaciados.
El barro no es para todo el mundo
Que el barro como material para las macetas de plantas suculentas es muy sacrificado es algo que he aprendido por las malas. Hubo un tiempo en que quise tener toda la colección en macetas de barro por un motivo que a mi por aquel entonces me parecía válido, por estética. Por eso y porque había leído mil y una veces que era la mejor elección para las plantas suculentas porque les facilita el drenaje y la transpiración y, de esa manera, se evitan riesgos. Y sí pero no:
Efectivamente, se evitan riesgos de pudrición y hongos pero en mis condiciones ambientales durante el verano me veo obligada a regar cada par de días si no quiero ver las suculentas deshidratadas por completo. Con el tiempo y la observación he aprendido a saber cuánta agua toleran mis plantas, cuándo puedo regar en mi clima y cómo de bonitas se ponen cuando las hidrato suficientemente en lugar de vivir temerosa de pudrición y hongos. Así que finalmente fui usando para mis suculentas cada vez más macetas no porosas. Ante la duda, simplemente espero un poco más para regar.
Es por este motivo que cada vez me he ido volviendo menos reacia a las macetas de plástico. Otra de las razones que me han llevado a cambiar mi percepción es que cuando la colección crece y quieres que siga así tienes que empezar a decidir si gastar dinero en plantas (cada vez menos comunes y más caras) o en macetas. Es evidente que las macetas de plástico son más económicas. Además, eliminar el condicionante de evitar el plástico, me permite reciclar aquellas macetas en las que vienen las suculentas desde los viveros.
Por último cabe mencionar que la porosidad de la terracota tiene efectos secundarios poco desdeables y es que los nutrientes del sustrato se ven arrastrados hacia las paredes de las macetas de barro e incluso se infiltran por ellas debido a la permeabilidad que presentan. En consecuencia estos nutrientes se agotan antes. Además, el sistema radicular de nuestras plantas nota este efecto y tienden a adherirse a la terracota generando una serie de raíces muy finas y poco eficientes esforzándose por nutrirse.
¿Qué hay de las macetas de cemento?
Cuidado aquí porque no es lo mismo cemento que mortero que hormigón.
El cemento es un conglomerante formado a partir de una mezcla de caliza y arcilla calcinadas y molidas a las que se le añade yeso y que tiene la propiedad de endurecerse después de ponerse en contacto con el agua. Raramente se usa solo porque sufre una fuerte contracción al fraguar y no resulta un material estable. El mortero, sin embargo, es la mezcla de cemento y arena y sí puede emplearse por sí mismo. El hormigón es la mezcla de cemento, áridos y grava. Tiene las mismas propiedades que el mortero además de una alta tolerancia a la compresión debido a la grava que contiene.
Pues bien, el cemento por sí mismo, además de ser muy poco común verlo empleado en estado puro, no es un material permeable. En seco es un polvo extremadamente fino que no forma apenas burbujas de aire durante la mezcla por lo que como producto final no es permeable ni al agua ni al aire. El mortero por su parte puede ser permeable dependiendo de su contenido en áridos gracias a la capilaridad. Lo mismo ocurre con el hormigón.
Aún así ninguno de los dos materiales iguala al barro cocido en cuanto a sus propiedades. Se podría decir que mortero y hormigón son materiales con cualidades intermedias entre la terracota y cualquier otro material impermeable.
¿El tamaño importa?
Pues si, cuando hablamos del tamaño de las macetas en que plantamos nuestras suculentas, este sí que importa. El tamaño de la maceta debe ser proporcional a la planta y, en concreto a su sistema de raíces. Una maceta demasiado pequeña limitará el desarrollo de la suculenta, sin embargo, una maceta excesivamente grande le traerá otros problemas.
En primer lugar habría de incidir en el hecho de que a la mayoría de las plantas suculentas, por lo general, no les disgusta estar apretaditas. Además, hay una serie de efectos contraproducentes de una maceta demasiado grande:
Mientras mayor sea una maceta, más volumen de sustrato contiene, más agua será capaz de albergar, mayor cantidad de agua residual quedará atrapada en el fondo y más tardará en secar en su totalidad. Esto conlleva un mayor riesgo de pudrición. Recordemos una vez más lo importante que es que exista un secado eficaz en el interior de la maceta en la que viven nuestras suculentas. No les conviene en absoluto mantener una humedad excesiva y menos aún prolongada en el tiempo.
Además, cuando una planta tiene excesivo espacio a su disposición tenderá a concentrarse en expandir su sistema de raíces dejando de lado el crecimiento vegetativo sobre la superficie. Las plantas en estas condiciones no consiguen equilibrar bien la energía que invierten entre su parte aérea y la subterránea.
¿La forma? ¿El color?
El color de la maceta juega un papel relativamente importante a la hora de aportar temperatura al sustrato. Una maceta negra puede tener una temperatura un par de grados más alta de lo que tendría otra de iguales condiciones en las mismas circunstancias pero de color blanco. En cualquier caso, las suculentas tienen capacidad suficiente para aguantar altas temperaturas y esos pocos grados de diferencia no van a suponer una gran diferencia en el estado de confort de nuestras plantas.
El tema de la forma tiene más miga. Habrás observado al trasplantar plantas que han estado durante un tiempo en una maceta redonda que las raíces parecen haberse enroscado sobre sí mismas. Este fenómeno se conoce como espiralización radicular. Y es que las raíces, al alcanzar el fondo del recipiente, tienden a revirarse y a crecer guiándose a lo largo de las paredes de su maceta. Con el tiempo, estas vueltas de las raíces las acaban estrangulando comprometiendo la estabilidad y el desarrollo de la planta.
Para evitar la espiralización habría que trasplantar antes de que la suculenta llene la maceta de raíces o, simplemente usando macetas cuadradas con estrías en su interior que evitan en gran medida que las raíces se enrosquen. Además, las macetas cuadradas ocupan el mismo espacio que las redondas de dimensiones equivalentes y albergan cerca de un 10% más de sustrato lo que nos ayuda a trasplantar menos a menudo. Por último, el tener la colección en macetas cuadradas ayuda a aprovechar mejor el agua de riego porque toda ella cae sobre los contenedores en lugar de pasar a través de los huecos que quedan entre las macetas redondas.
El drenaje de las macetas es clave
Las funciones de los agujeros de drenaje son dos: la de evacuar el exceso de agua y la de permitir la aireación del sustrato. Ya hemos comentado que el disponer de drenaje es sumamente importante pero, ¿hay diferencias entre unas macetas y otras en este sentido? Las hay, veamos diferentes cantidades y calidades.
En la sección anterior comentamos la relevancia que tiene la forma del contenedor. El resto de aspectos del diseño de la meseta no son menos relevantes. La cantidad y el diámetro de las perforaciones así como la forma en que estén dispuestos los agujeros de drenaje en el fondo de nuestras macetas determina la velocidad a la que puede escapar el agua y puede entrar el aire.
Que el número o el tamaño de los agujeros es relevante para el drenaje es algo sencillo de ver y de intuir. No es necesario extenderse mucho más en este punto pero ¿qué hay de la disposición de los orificios? Ahí hay más enjundia.
Empecemos por aclarar que absolutamente siempre, independientemente de la cantidad de aperturas que tenga la maceta, en el fondo del contenedor tras el riego queda un área saturada de agua. La fuerza de gravedad hace que el agua baje, sin embargo la capilaridad del medio de cultivo la retiene hasta cierta altura. La cantidad de agua residual depende del tipo de sustrato no del tipo de maceta ni del número o diámetro de los agujeros de drenaje. Esta agua no drena sino que o bien es consumida por la planta o se evapora. Como habrás imaginado, nos conviene facilitar la evaporación para evitar pudriciones. Para ello el sustrato debe tener suficiente variedad granulométrica para asegurar que tenemos macroporos lo que podemos conseguir con diferentes ingredientes en nuestra mezcla como vimos en el artículo que le dedicamos al sustrato pero también permitiendo la entrada de aire en el sustrato. Y cómo podemos favorecer esto? Pues prestando atención a los agujeros del fondo de nuestro contenedor.
No solo importa la superficie total de los huecos si no que también es relevante la disposición de las aperturas. Es preferible que tengamos los agujeros distribuidos en el fondo de la maceta a que tengamos un solo agujero de drenaje grande ya que de esta manera el aire se reparte y penetra mejor en el sustrato.
También puede ser deseable que los orificios estén situados a diferentes alturas o lo que es lo mismo, que la maceta tenga varios niveles de aireación. Con ello conseguimos una penetración aún mayor de aire en la mezcla porque las entradas se encuentran repartidas no sólo en superficie si no también a distintas cotas.
El tamaño, la cantidad y la distribución de los agujeros de las macetas así como el material de la misma, la mezcla del sustrato, la frecuencia de riego y las condiciones ambientales son factores a equilibrar unos con otros en el cultivo de las plantas suculentas. Son aspectos interdependientes. No existe una respuesta correcta porque (casi) cualquier deficiencia en (casi) cualquier elemento puede ser compensada ajustando los demás.
¿Qué pasa con el platito? ¿Lo pongo o no?
Llegados a este punto te podrás imaginar que no es demasiado recomendable usar un plato bajo tus macetas de suculentas. Al fin y al cabo, el platito lo que hace es recoger (al menos parte de) el agua que ha sido expulsada por el drenaje de la maceta. Lo que nos conviene a quienes cultivamos plantas suculentas es que el agua empape el sustrato pero que no lo sature. Queremos que cualquier exceso de agua abandone inmediatamente la maceta antes de poder causar problemas.
De cualquier manera, no todos nos podemos permitir tener las plantas en un lugar donde puedan chorrear a conveniencia por lo que habrá situaciones en que te veas en la necesidad de proteger la superficie sobre la que tienes tus plantas usando un plato o, incluso un cubremacetas. En tal caso, tendrás que estar pendiente de vaciar esos recipientes después de cada riego. Es posible que incluso debas hacerlo varias veces seguidas dado que se llenan repetidamente.
Ten en mente que, aunque las plantas suculentas te permiten regar con menor frecuencia que los demás tipos de plantas, cuando lo hagas tienes que asegurarte de realizar un riego profundo empapando el sustrato en su totalidad. Es por esto que teniendo un sustrato con buen drenaje el agua debe fluir. Prácticamente la totalidad del agua de riego debe salir de nuevo de la maceta.
¿Áridos en el fondo?
Este es un punto controvertido. Tradicionalmente se recomienda añadir al fondo de las macetas algún tipo de piedra o incluso cerámica machacada porque supuestamente ayuda al drenaje y evita encharcamientos.
Lo cierto es que una capa de grava no previene la acumulación de agua residual en el sustrato. Como hemos comentado antes esta solo depende de la mezcla del sustrato dado que se debe a la capilaridad. Disponer en el fondo de la maceta áridos conlleva una pérdida de espacio en la misma y eleva el nivel del agua retenida acercándolo a las raíces de nuestra suculenta.
Sin embargo, sí que puede ser beneficiosa una pequeña capa de áridos por varios motivos:
- No suponen un obstáculo para el drenaje de agua de riego.
- Evita que se pierda sustrato por los agujeros de drenaje.
- Los huecos entre las piedritas del fondo pueden ayudar a distribuir el aire mejor haciéndolo penetrar más uniformemente en la masa del sustrato.
- Actúa como colchón térmico separando el sustrato de la superficie de apoyo.
- Ayuda a evitar la espiralización radicular.
Entonces, si o no? La capa de áridos en el fondo de la maceta no es en absoluto necesaria pero puedes plantearte incluirla teniendo en cuenta lo comentado anteriormente.
En caso de hacerlo, la capa que dispongas no debe ser demasiado gruesa. Bastará con 10 mm (< 0.5 in). Un excelente material para esto es la arcilla expandida con una granulometría de entre 8 y 12mm.
También puedes usar el árido de fondo precisamente para reducir el volumen efectivo de tu maceta porque, por ejemplo, quieras usar un contenedor demasiado grande para el tamaño de la suculenta. En este caso la reducción de espacio interior de la maceta es necesaria y los áridos en el fondo te lo permiten.
PISTA
Otra forma en que yo personalmente he usado este tipo de áridos es no como árido en el fondo de la maceta si no al fondo los cubremacetas que en ocasiones uso en el interior de casa. ¿Para qué? Fácil, para evitar el contacto directo entre la maceta y la posible agua de drenaje estancada. Esto no me evita el tener que vaciar el agua acumulada como hemos explicado en el apartado anterior pero me da cierto margen.
Trasplantes, por qué y cuándo hacerlos?
Hay dos motivos principales que justifican un trasplante más allá del puramente estético. En primer lugar estaría el que necesitáramos cambiar el sustrato a nuestra planta. Ya sea porque la acabas de traer a casa del vivero y necesitas cambiar el sustrato a uno que se adapte mejor a tus condiciones de cultivo particulares o porque has observado que no fluye el agua como debería.
El segundo de los motivos sería que la suculenta ha crecido y desbordado la maceta. Eso siempre es una alegría. ¡A tu planta le va bien y agradece tus atenciones mostrando su mejor cara y creciendo! Adelante, cámbiala a una maceta algo mayor que la actual pero, ¡no te pases! Ya hemos visto que las macetas excesivamente grandes pueden resultar perjudiciales para tu suculenta. Acuérdate del principio de proporcionalidad entre planta y contenedor.
CONCLUSIONES
La maceta ideal no debe ser ni excesivamente pequeña ni demasiado grande, si no proporcional a tu planta. Los agujeros de drenaje NO son opcionales y evitando las formas redondas conseguirás que las raíces de tu suculenta crezcan de forma más orgánica en lugar de en espiral. Ten en cuenta las condiciones ambientales y el tipo de sustrato que sueles usar para elegir el material de tus macetas. Del material de tus contenedores dependerá la frecuencia de riego que debas mantener así como la necesidad de abonado de tus plantas.
De tu elección en cuanto a macetas para tus suculentas, dependerá:
- El tiempo de secado de tu sustrato y, por tanto, las frecuencia en que debas regar.
- Un sistema radicular saludable. Algo vital para tu suculenta.
- La frecuencia en que debas trasplantar.
- La necesidad de nutrición mediante abonado regular o no.
Espero que sea de utilidad toda la información recopilada aquí. Si tienes alguna duda o quieres hacer una corrección o simplemente charlar, por favor deja un comentario en esta entrada. ¡Me haría muchísima ilusión!
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